La fiesta se celebra el 24 de Agosto, día de San Bartolomé y se extiende dos días mas con las entradas los días sábado y Domingo siguientes, popularmente tiene tres nombres, correspondientes a tres días de celebración.
El Primer día - Fiesta del Ch'utillo.
El Segundo día - Fiesta del Majtillo
El Tercer día - Fiesta del Thapuquillo.
Ch’utillo, para algunas personas, es de nombre tradicional del minero montado en mula, el ser Ch’utillo no es prerrogativa del varón, también las mujeres pueden serlo. Se exige que sean solteros. El concepto Ch'utillo también infiere jugar, jugar unos con otros. Majtillo, se le da este nombre al segundo día de la fiesta, es voz quechua que viene de “majti o maytu” que significa "Joven, Jovenzuelo o Adolescente". En la fiesta del Majtillo, tiene preponderancia las burlas entre jóvenes. Antiguamente se decía “hoy pueden Ch´utillarse los jóvenes”.
Thapuquillo, nombre popular que recibe el tercer día de la fiesta. Para el pueblo es la fiesta del preguntón o curioso. La palabra Thapuquillo, quiere decir “el que pregunta mucho”.
Todo comienza el 12 de Agosto con el traslado de las imágenes de San Bartolomé y San Ignacio de Loyola, desde la parroquia de la localidad de la Puerta. En la oportunidad, la primera autoridad comunal, es la encargada de realizar el traslado junto a otras autoridades del departamento, los que, luego de arribar a la ciudad, encabezan la procesión seguido de fieles devotos del señor recorriendo las principales calles coloniales con que cuenta esta noble ciudad.
Al paso de la procesión se pueden observar la fé y devoción con que es recibido el Señor de San Bartolomé, junto a San Ignacio de Loyola por sus feligreses, los que se acercan agarrando un pequeño bracero, a carbón, encendido, haciendo humear el ritual incienso y dando de ésta manera la bienvenida al santo.
El recorrido de la procesión es prolongada por más de una hora desde su traslado de la Puerta, hasta que llegue al Hall de la Honorable Alcaldía Municipal, donde a partir de ese día, se realiza un solemne velada, asistiendo a este recinto todo el pueblo a depositar sus ceras “velas” que son encendidas al pie del altar. Todo esto se suscita hasta el 24 de Agosto, fecha en la que la festividad se realiza en la misma localidad de la Puerta, donde se dan cita gran cantidad de devotos.
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La festividad del Ch'utillo celebrada en Potosí con fervor religioso cada 24 de Agosto no es, en manera alguna, creación sofisticada para presentación turística pues ha subsistido por los siglos, remontándose en sus orígenes a la época precolombina.
En efecto, Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela el cronista mayor del Potosí Virreinal en su monumental historia de la Villa Imperial de Potosí, hablando de los habitantes de Cantumarca, dice “Tenían estos naturales en la quebrada que hoy llaman de San Bartolomé (distante de esta villa a una legua) una gran cueva naturalizada en peña viva, donde un día a la semana iban como en procesión a adorar al común enemigo, que las mas veces se les aparecía visible. Es memorable ésta quebrada (por la cual el camino real de las provincias bajas y ciudades de Lima, Cusco y las otras) por lo que en ellas sucedía a los principios de la fundación de esta villa, pues pasando las gentes por allí, repentinamente se juntaban las dos peñas (que son altísimas) y matándolos a todos se tornaban a abrir.
Otras veces si pasaban en cabalgaduras, de improviso estas se alborotaban y no paraban hasta hacer pedazos a los hombres con sus corcovos.
Otras veces se levantaba un viento huracanado tan espantoso que súbitamente les quitaba la vida, y si no se las quitaba en aquel punto los arrebataba y arrojaba encima de otras peñas que hay en sus contornos.
Afirma Don Antonio de Acosta el capitán Pedro Méndez don Juan Pasquier y otros autores que el causador de estos daños era el demonio que habitaba en aquella gran cueva, y añaden que después que se fundo en esta villa el colegio de la Compañía de Jesús informados los venerable padres de ésta sagrada y amabilísima religión, fueron un día llevando en procesión la imagen del apóstol San Bartolomé y colocándola en otra pequeña y natural cueva vecina a la grande, salió de esta el demonio bramando y haciendo un espantoso ruido se estrello contra la misma peña, quedando hasta hoy las señales de un color verdinegro. Colocado el Santo y puesta una gran cruz en la cueva mayor nunca mas se experimento otra desgracia, y desde entonces tiene esta villa gran devoción a San Bartolomé y cada año van españoles e indios a celebrar su fiesta con gran solemnidad.
La cueva donde está el santo es natural y se sube a ella por una escalera (hecha a mano) de piedra, la cual está en medio de un puente que esta fabricado sobre el rió de la Rivera, que por medio de la quebrada baja su corriente al valle de Tarapaya. En otro capitulo reiterando lo referido, relata un suceso ocurrido en dicha quebrada el año 1589, aclarando que por ello los jesuitas llevaron luego la imagen de san Bartolomé para entronizarla allí, y que desde entonces le tiene esta imperial villa mucho afecto y devoción al sagrado apóstol a cuya fiesta van los vecinos a celebrar todos los años a aquella quebrada, festividad que como es bien sábado corresponde al 24 de Agosto.
Arzans escribió su obra en el primer tercio del siglo XVIII, utilizando a otros historiadores locales que los cita, quienes habían redactado las suyas en la primera mitad del siglo XVII, mas hoy podemos contar con un documento del siglo XVI, contemporáneo al hecho que nos entereza, y proveniente nada menos que de los propios padres jesuitas. Se trata de una carta del padre Pablo José de Arriaga al general de la orden Claudio Aquaviva, correspondiente al año de 1598, en la cual informando a su superior sobre la labor jesuítica entre los indios de Potosí, relata lo siguiente; una sola cosa diré por haber sido muy publica, y por esta y otras muchas razones de mucha gloria de nuestro señor, poco mas de dos millas de esta villa, en el camino real están dos cerros a que los indios desde tiempo inmemorial han tenido extraña devoción, acudiendo a hacer allí sus ofertas y sacrificios y consultando al demonio en sus dudas y recibiendo de el respuestas. Estos dos peñascos eran piedras de escándalo de suerte que con la ocasión de ellas, caían en muchas idolatrías los indios, y aunque la justicia seglar y eclesiástica, había puesto muchas beses la mano para remediar este daño, no se había hecho nada.
Tomo la mano el Padre que predica a los indios, y un día después de haberles predicado lo que pareció convenía al propósito y invito a los indios a destruir estos diabólicos oratorios se partió desde la plaza donde había predicado a los indios, sin entrar en casa, con grande muchedumbre de hombres y mujeres y por haber llegado un poco tarde no se hizo más que juntar mucha piedra. Otro día se comenzó a levantar una pared para estorbar la subida al cerro principal y habiendo trabajando día y medio en ella, estando más de doce indios encima de ella se vino abajo y reventando por en medio y se fue sentado poco a poco, y si como sucedió de esta manera, cayera por el cimiento, lo pasaran todos muy mal que parece que el demonio procuraba con todas sus fuerzas estorbar esta obra. La causa de haberse caído la pared fue que con la prisa no se levanto tan de propósito como era menester y como después se hizo. Levantaron allí un altar y capilla muy adelgazada y díjose misa en aquel lugar desterrando el príncipe del cielo al príncipe de las tinieblas, que tantos años había estado apoderado de aquel lugar con daño de tantas almas.
Dado fin a esto se volvió al padre con todos los y con todos los indios entraron con una solemne procesión en el pueblo cantando la doctrina todo el pueblo no acababa de dar gracias a nuestro señor y alabar a la compañía diciendo que allá había de ser la que se debía que señalar en cosa tan importante, y que cuantos gobernadores y jueces había habido, no lo había podido acabar. Cuando se hizo la capilla se había echado suerte para sacar un santo a quien se dedicarse, y copule a San Bartolomé, y vinole muy bien por ser particular defensor contra el demonio. Diose luego traza de hacer su imagen de bulto, como se hizo lo natural acudiendo con mucha libertad los indios con sus limosnas a ello. Acabose para la fiesta del mismo santo, y este día se llevo en procesión de una iglesia, sacándole en hombros asta fuera del pueblo el padre rector y los de mas padre de la casa de donde le tomaron los indios de una cofradía; salieron por otra parte para recibir al Santos los curas de las parroquias que se habían para el efecto, con muchos pendones, cera y danzas, arcos y música subieron al Santo arriba donde estaba el altar muy bien compuesto, hubo sermón y misa, con mucho consuelo de todos. Puso se allí un indio viejo y muy buen cristiano para que conservase lo hecho.
Confrontando ambos textos se evidencia total conformidad en cuanto al fondo, y así gracias al documento jesuítico, se ratifica una vez más lo contenido de la obra de Arzans, pues las variantes corresponden a la interpretación de los autores y son de simples detalles, auque obviamente la temprana carta de Arriaga es más rica en estos.
En esencia ambos autores consideren plenamente afirmando que los indios del lugar tenían un santuario dedicado a una de sus deidades que ellos identifican con el demonio desde mucho antes de la llegada de los españoles manteniendo su culto hasta la intervención eclesiástica ocurrida a fines del siglo XVI.
Recordemos que los jesuitas se establecieron el Potosí en 1577, y que por discrepancias con el Virrey Francisco de Toledo, fueron expulsados el año siguiente, pero ante sus justos reclamos volvieron en 1580, construyendo su iglesia entre 1581- 1590. La construcción de la capilla o altar empotrado en peña y entronización de la imagen de San Bartolomé por acción de los jesuitas, según da a entender Arzans correspondería 1589, y según Arriaga que no da el año exacto, la obra ya estaba concluida, cuando escribió en 1598, por lo que debe fechársela entre estos años extremos.
Hasta aquí la historia, que nos permite analizar lo que ocurrió antes y después de la invasión hispánica. En primer lugar queda definitivamente documentado que la festividad que nos ocupa, tuvo sus remotos orígenes en el culto local autóctono “Desde tiempos inmemoriales”, es decir, en la época precolombina no en el ultimo periodo de esta, denominado incaico o quechua, si no en el anterior perteneciente al Kolla o Aymara. El mismo de la población precolombina de Cantumarca, como el de muchos lugares de esta región, incluyendo el de Potosí, atestiguan su raíz etimológica del idioma Aymara, evidenciando su existencia anterior a la imposición quechua.
El violento encuentro de la cultura americana con la europea debido a la conquista española, produjo la contra culturación que dentro del mestizaje dio por resultado el sincretismo religioso. La iglesia católica ante la imposibilidad de terminar con la religión precolombina, adapto esta al culto que trajo e impuso en el continente. En el caso concreto de nuestra festividad, fracasadas las tentativas contra su tradición subsistencia, se la mantuvo dentro de una concepción cristiana, interpretando que la intersección de San Bartolomé consiguió el triunfo de la cruz “Desterrando el príncipe del cielo al príncipe de las tinieblas”. Por su parte los autóctonos mas por conveniencia que por convicción acataron y hasta celebraron el hecho, pues así ya no serian impedidos de practicar su culto en el lugar original, y los mismos españoles quedaron tan inseguros de su triunfo, que aun al comienzo tuvieron que dejar un guardián para cuidar el nuevo altar.
Desde entonces ultima década del siglo XVI el culto local adquirió apariencia católica, celebrando al apóstol San Bartolomé, pero el verdadero protagonista siguió siendo la deificación autóctona, que hasta nosotros llego identificado como el "demonio" y así la festividad pagano-cristiana en esencia es el reconocimiento popular al denominado “Espíritu del mal”. Según la leyenda precolombina, allí moraba una de sus deidades, que de acuerdo a la leyenda colonial fue vencida por la cruz, quedando imposibilita de ejercer su poderío por estar en secuestro, según interpretaciones de la leyenda republicana; la cual explica que la llegada anual de los bravos jinetes masculinos y femeninos, tiene por objeto asustar y ahuyentar a ese diablo llamado Ch'utillo. A esta conclusión llega el galeno tradicionalista Julio Lucas Jaimes, mejor conocido por su seudónimo de “Brocha Gorda”, quien en cuanto a los orígenes de la festividad, crea una leyenda que nada tiene que ver con los hechos históricos. Además, según la tradición popular, los jinetes al cabalgar de espaldas en su retorno a la cueva, lo hacen para evitar que el "diablo" o Ch'utillo venga a la ciudad, montado en la misma bestia de alguno de ellos.
Sean cuales fueren las creencias populares, lo cierto es que la festividad regional subsiste, manteniendo su tradicional nombre del Ch'utillo y se celebra en el propio lugar llamado indistintamente "cueva del diablo", quebrada de San Bartolomé (desde su entronización), la angostura (estrecho en la ruta al norte antes camino real), o simplemente "la puerta" (salida de la ciudad después de pasar por Cantumarca). Y aun, junto a la cueva prehistórica, se mantiene la ermita o altar tallado en la roca hacia el año de 1595, citado como tal por otros cronistas colonialistas, entre ellos, Pedro Ramírez del Águila en 1639. Brocha Gorda al describirla a fines del siglo pasado, habla de las imágenes de San Bartolomé y de Santa Lucia en nicho y con barandilla, y a una antigua fotografía reproduce la verja de madera tallada, que cubre toda la hornacina. Santa Lucia y la verja no mencionadas en la colonia fueron adiciones posteriores, tal vez por obra del cura del lugar Nicolás Nieto Balanza quien 1862 compro de Dominga Palomo de Tellaheche los terrenos de Santa Lucia, La Palca, La Puerta y la estación Desmembrados de la hacienda Cayara. Al presente, y desde hace tiempo el altar se encuentra vació sin imágenes ni la verja, habiendo quedado las huellas de los nichos, pero se esta reponiendo la ultima y lo mismo se hará con la imagen del Santo patrono.
A poca distancia y cruzando el Rió de la Ribera tenemos una pequeña iglesia o capilla exenta dedicada al propio San Bartolomé que como lo demostramos en otra oportunidad es construcción republicana de mediados del siglo pasado, debido al devoto Feliciano de Vargas y para lo cual en 1859 pidió se le entregue uno de los retablos del deteriorado y abandonado templo de la Compañía de Jesús, deseando dar mejor colocación al dicho retablo, en una capilla publica que estoy construyendo en el lugar de la puerta o salida de esta ciudad hacia el norte solicitud que no fue atendida ya que la capilla solo tenia un modestísimo altar neoclásico donde esta la imagen de San Bartolomé y potras de factura popular de fines de la época colonial y que por lo tanto, la del santo patrono no es la original como erróneamente suponíamos aun comienzo.
En cuanto a la realización de la festividad en la actualidad, gracias a Antonio Paredes Candia, contamos con un serio estudio incluido en “Folklore de Potosí”, y sobre esa base fundamental debemos preocuparnos como ya se viene realizando por su mantenimiento, devolviéndole hasta donde sea posible sus valores autóctonos y mestizos, toda su importante tradición, pues se trata como queda dicho de la festividad más tanto es la mas original y características de Potosí y de Bolivia entera. Lo cual logísticamente implica la conservación de los respectivos lugares. La quebrada, la cueva, al altar y aún la capilla republicana. Felizmente no se ha tocado el altar de la roca, aunque este ha quedado un medio y no un fin, y si quiere incrementarlo, seria paradójico que en su nombre, pudiesen destruirse los lugares que precisamente son objeto de la atracción turística. Cantumarca, Cueva del Diablo y la Laguna de Tarapaya, forma el circuito natural de las tres regiones precolombinas del máximo interés Potosino. La cultura local no comienza con la fundación de la Villa Imperial, sino que arranca sus origines en remotos antepasados, que poblaron esta región mucho antes de la invasión española, incluso antes de la conquista incaica.
Fuente Potosí
El Primer día - Fiesta del Ch'utillo.
El Segundo día - Fiesta del Majtillo
El Tercer día - Fiesta del Thapuquillo.
Ch’utillo, para algunas personas, es de nombre tradicional del minero montado en mula, el ser Ch’utillo no es prerrogativa del varón, también las mujeres pueden serlo. Se exige que sean solteros. El concepto Ch'utillo también infiere jugar, jugar unos con otros. Majtillo, se le da este nombre al segundo día de la fiesta, es voz quechua que viene de “majti o maytu” que significa "Joven, Jovenzuelo o Adolescente". En la fiesta del Majtillo, tiene preponderancia las burlas entre jóvenes. Antiguamente se decía “hoy pueden Ch´utillarse los jóvenes”.
Thapuquillo, nombre popular que recibe el tercer día de la fiesta. Para el pueblo es la fiesta del preguntón o curioso. La palabra Thapuquillo, quiere decir “el que pregunta mucho”.
Todo comienza el 12 de Agosto con el traslado de las imágenes de San Bartolomé y San Ignacio de Loyola, desde la parroquia de la localidad de la Puerta. En la oportunidad, la primera autoridad comunal, es la encargada de realizar el traslado junto a otras autoridades del departamento, los que, luego de arribar a la ciudad, encabezan la procesión seguido de fieles devotos del señor recorriendo las principales calles coloniales con que cuenta esta noble ciudad.
Al paso de la procesión se pueden observar la fé y devoción con que es recibido el Señor de San Bartolomé, junto a San Ignacio de Loyola por sus feligreses, los que se acercan agarrando un pequeño bracero, a carbón, encendido, haciendo humear el ritual incienso y dando de ésta manera la bienvenida al santo.
El recorrido de la procesión es prolongada por más de una hora desde su traslado de la Puerta, hasta que llegue al Hall de la Honorable Alcaldía Municipal, donde a partir de ese día, se realiza un solemne velada, asistiendo a este recinto todo el pueblo a depositar sus ceras “velas” que son encendidas al pie del altar. Todo esto se suscita hasta el 24 de Agosto, fecha en la que la festividad se realiza en la misma localidad de la Puerta, donde se dan cita gran cantidad de devotos.
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La festividad del Ch'utillo celebrada en Potosí con fervor religioso cada 24 de Agosto no es, en manera alguna, creación sofisticada para presentación turística pues ha subsistido por los siglos, remontándose en sus orígenes a la época precolombina.
En efecto, Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela el cronista mayor del Potosí Virreinal en su monumental historia de la Villa Imperial de Potosí, hablando de los habitantes de Cantumarca, dice “Tenían estos naturales en la quebrada que hoy llaman de San Bartolomé (distante de esta villa a una legua) una gran cueva naturalizada en peña viva, donde un día a la semana iban como en procesión a adorar al común enemigo, que las mas veces se les aparecía visible. Es memorable ésta quebrada (por la cual el camino real de las provincias bajas y ciudades de Lima, Cusco y las otras) por lo que en ellas sucedía a los principios de la fundación de esta villa, pues pasando las gentes por allí, repentinamente se juntaban las dos peñas (que son altísimas) y matándolos a todos se tornaban a abrir.
Otras veces si pasaban en cabalgaduras, de improviso estas se alborotaban y no paraban hasta hacer pedazos a los hombres con sus corcovos.
Otras veces se levantaba un viento huracanado tan espantoso que súbitamente les quitaba la vida, y si no se las quitaba en aquel punto los arrebataba y arrojaba encima de otras peñas que hay en sus contornos.
Afirma Don Antonio de Acosta el capitán Pedro Méndez don Juan Pasquier y otros autores que el causador de estos daños era el demonio que habitaba en aquella gran cueva, y añaden que después que se fundo en esta villa el colegio de la Compañía de Jesús informados los venerable padres de ésta sagrada y amabilísima religión, fueron un día llevando en procesión la imagen del apóstol San Bartolomé y colocándola en otra pequeña y natural cueva vecina a la grande, salió de esta el demonio bramando y haciendo un espantoso ruido se estrello contra la misma peña, quedando hasta hoy las señales de un color verdinegro. Colocado el Santo y puesta una gran cruz en la cueva mayor nunca mas se experimento otra desgracia, y desde entonces tiene esta villa gran devoción a San Bartolomé y cada año van españoles e indios a celebrar su fiesta con gran solemnidad.
La cueva donde está el santo es natural y se sube a ella por una escalera (hecha a mano) de piedra, la cual está en medio de un puente que esta fabricado sobre el rió de la Rivera, que por medio de la quebrada baja su corriente al valle de Tarapaya. En otro capitulo reiterando lo referido, relata un suceso ocurrido en dicha quebrada el año 1589, aclarando que por ello los jesuitas llevaron luego la imagen de san Bartolomé para entronizarla allí, y que desde entonces le tiene esta imperial villa mucho afecto y devoción al sagrado apóstol a cuya fiesta van los vecinos a celebrar todos los años a aquella quebrada, festividad que como es bien sábado corresponde al 24 de Agosto.
Arzans escribió su obra en el primer tercio del siglo XVIII, utilizando a otros historiadores locales que los cita, quienes habían redactado las suyas en la primera mitad del siglo XVII, mas hoy podemos contar con un documento del siglo XVI, contemporáneo al hecho que nos entereza, y proveniente nada menos que de los propios padres jesuitas. Se trata de una carta del padre Pablo José de Arriaga al general de la orden Claudio Aquaviva, correspondiente al año de 1598, en la cual informando a su superior sobre la labor jesuítica entre los indios de Potosí, relata lo siguiente; una sola cosa diré por haber sido muy publica, y por esta y otras muchas razones de mucha gloria de nuestro señor, poco mas de dos millas de esta villa, en el camino real están dos cerros a que los indios desde tiempo inmemorial han tenido extraña devoción, acudiendo a hacer allí sus ofertas y sacrificios y consultando al demonio en sus dudas y recibiendo de el respuestas. Estos dos peñascos eran piedras de escándalo de suerte que con la ocasión de ellas, caían en muchas idolatrías los indios, y aunque la justicia seglar y eclesiástica, había puesto muchas beses la mano para remediar este daño, no se había hecho nada.
Tomo la mano el Padre que predica a los indios, y un día después de haberles predicado lo que pareció convenía al propósito y invito a los indios a destruir estos diabólicos oratorios se partió desde la plaza donde había predicado a los indios, sin entrar en casa, con grande muchedumbre de hombres y mujeres y por haber llegado un poco tarde no se hizo más que juntar mucha piedra. Otro día se comenzó a levantar una pared para estorbar la subida al cerro principal y habiendo trabajando día y medio en ella, estando más de doce indios encima de ella se vino abajo y reventando por en medio y se fue sentado poco a poco, y si como sucedió de esta manera, cayera por el cimiento, lo pasaran todos muy mal que parece que el demonio procuraba con todas sus fuerzas estorbar esta obra. La causa de haberse caído la pared fue que con la prisa no se levanto tan de propósito como era menester y como después se hizo. Levantaron allí un altar y capilla muy adelgazada y díjose misa en aquel lugar desterrando el príncipe del cielo al príncipe de las tinieblas, que tantos años había estado apoderado de aquel lugar con daño de tantas almas.
Dado fin a esto se volvió al padre con todos los y con todos los indios entraron con una solemne procesión en el pueblo cantando la doctrina todo el pueblo no acababa de dar gracias a nuestro señor y alabar a la compañía diciendo que allá había de ser la que se debía que señalar en cosa tan importante, y que cuantos gobernadores y jueces había habido, no lo había podido acabar. Cuando se hizo la capilla se había echado suerte para sacar un santo a quien se dedicarse, y copule a San Bartolomé, y vinole muy bien por ser particular defensor contra el demonio. Diose luego traza de hacer su imagen de bulto, como se hizo lo natural acudiendo con mucha libertad los indios con sus limosnas a ello. Acabose para la fiesta del mismo santo, y este día se llevo en procesión de una iglesia, sacándole en hombros asta fuera del pueblo el padre rector y los de mas padre de la casa de donde le tomaron los indios de una cofradía; salieron por otra parte para recibir al Santos los curas de las parroquias que se habían para el efecto, con muchos pendones, cera y danzas, arcos y música subieron al Santo arriba donde estaba el altar muy bien compuesto, hubo sermón y misa, con mucho consuelo de todos. Puso se allí un indio viejo y muy buen cristiano para que conservase lo hecho.
Confrontando ambos textos se evidencia total conformidad en cuanto al fondo, y así gracias al documento jesuítico, se ratifica una vez más lo contenido de la obra de Arzans, pues las variantes corresponden a la interpretación de los autores y son de simples detalles, auque obviamente la temprana carta de Arriaga es más rica en estos.
En esencia ambos autores consideren plenamente afirmando que los indios del lugar tenían un santuario dedicado a una de sus deidades que ellos identifican con el demonio desde mucho antes de la llegada de los españoles manteniendo su culto hasta la intervención eclesiástica ocurrida a fines del siglo XVI.
Recordemos que los jesuitas se establecieron el Potosí en 1577, y que por discrepancias con el Virrey Francisco de Toledo, fueron expulsados el año siguiente, pero ante sus justos reclamos volvieron en 1580, construyendo su iglesia entre 1581- 1590. La construcción de la capilla o altar empotrado en peña y entronización de la imagen de San Bartolomé por acción de los jesuitas, según da a entender Arzans correspondería 1589, y según Arriaga que no da el año exacto, la obra ya estaba concluida, cuando escribió en 1598, por lo que debe fechársela entre estos años extremos.
Hasta aquí la historia, que nos permite analizar lo que ocurrió antes y después de la invasión hispánica. En primer lugar queda definitivamente documentado que la festividad que nos ocupa, tuvo sus remotos orígenes en el culto local autóctono “Desde tiempos inmemoriales”, es decir, en la época precolombina no en el ultimo periodo de esta, denominado incaico o quechua, si no en el anterior perteneciente al Kolla o Aymara. El mismo de la población precolombina de Cantumarca, como el de muchos lugares de esta región, incluyendo el de Potosí, atestiguan su raíz etimológica del idioma Aymara, evidenciando su existencia anterior a la imposición quechua.
El violento encuentro de la cultura americana con la europea debido a la conquista española, produjo la contra culturación que dentro del mestizaje dio por resultado el sincretismo religioso. La iglesia católica ante la imposibilidad de terminar con la religión precolombina, adapto esta al culto que trajo e impuso en el continente. En el caso concreto de nuestra festividad, fracasadas las tentativas contra su tradición subsistencia, se la mantuvo dentro de una concepción cristiana, interpretando que la intersección de San Bartolomé consiguió el triunfo de la cruz “Desterrando el príncipe del cielo al príncipe de las tinieblas”. Por su parte los autóctonos mas por conveniencia que por convicción acataron y hasta celebraron el hecho, pues así ya no serian impedidos de practicar su culto en el lugar original, y los mismos españoles quedaron tan inseguros de su triunfo, que aun al comienzo tuvieron que dejar un guardián para cuidar el nuevo altar.
Desde entonces ultima década del siglo XVI el culto local adquirió apariencia católica, celebrando al apóstol San Bartolomé, pero el verdadero protagonista siguió siendo la deificación autóctona, que hasta nosotros llego identificado como el "demonio" y así la festividad pagano-cristiana en esencia es el reconocimiento popular al denominado “Espíritu del mal”. Según la leyenda precolombina, allí moraba una de sus deidades, que de acuerdo a la leyenda colonial fue vencida por la cruz, quedando imposibilita de ejercer su poderío por estar en secuestro, según interpretaciones de la leyenda republicana; la cual explica que la llegada anual de los bravos jinetes masculinos y femeninos, tiene por objeto asustar y ahuyentar a ese diablo llamado Ch'utillo. A esta conclusión llega el galeno tradicionalista Julio Lucas Jaimes, mejor conocido por su seudónimo de “Brocha Gorda”, quien en cuanto a los orígenes de la festividad, crea una leyenda que nada tiene que ver con los hechos históricos. Además, según la tradición popular, los jinetes al cabalgar de espaldas en su retorno a la cueva, lo hacen para evitar que el "diablo" o Ch'utillo venga a la ciudad, montado en la misma bestia de alguno de ellos.
Sean cuales fueren las creencias populares, lo cierto es que la festividad regional subsiste, manteniendo su tradicional nombre del Ch'utillo y se celebra en el propio lugar llamado indistintamente "cueva del diablo", quebrada de San Bartolomé (desde su entronización), la angostura (estrecho en la ruta al norte antes camino real), o simplemente "la puerta" (salida de la ciudad después de pasar por Cantumarca). Y aun, junto a la cueva prehistórica, se mantiene la ermita o altar tallado en la roca hacia el año de 1595, citado como tal por otros cronistas colonialistas, entre ellos, Pedro Ramírez del Águila en 1639. Brocha Gorda al describirla a fines del siglo pasado, habla de las imágenes de San Bartolomé y de Santa Lucia en nicho y con barandilla, y a una antigua fotografía reproduce la verja de madera tallada, que cubre toda la hornacina. Santa Lucia y la verja no mencionadas en la colonia fueron adiciones posteriores, tal vez por obra del cura del lugar Nicolás Nieto Balanza quien 1862 compro de Dominga Palomo de Tellaheche los terrenos de Santa Lucia, La Palca, La Puerta y la estación Desmembrados de la hacienda Cayara. Al presente, y desde hace tiempo el altar se encuentra vació sin imágenes ni la verja, habiendo quedado las huellas de los nichos, pero se esta reponiendo la ultima y lo mismo se hará con la imagen del Santo patrono.
A poca distancia y cruzando el Rió de la Ribera tenemos una pequeña iglesia o capilla exenta dedicada al propio San Bartolomé que como lo demostramos en otra oportunidad es construcción republicana de mediados del siglo pasado, debido al devoto Feliciano de Vargas y para lo cual en 1859 pidió se le entregue uno de los retablos del deteriorado y abandonado templo de la Compañía de Jesús, deseando dar mejor colocación al dicho retablo, en una capilla publica que estoy construyendo en el lugar de la puerta o salida de esta ciudad hacia el norte solicitud que no fue atendida ya que la capilla solo tenia un modestísimo altar neoclásico donde esta la imagen de San Bartolomé y potras de factura popular de fines de la época colonial y que por lo tanto, la del santo patrono no es la original como erróneamente suponíamos aun comienzo.
En cuanto a la realización de la festividad en la actualidad, gracias a Antonio Paredes Candia, contamos con un serio estudio incluido en “Folklore de Potosí”, y sobre esa base fundamental debemos preocuparnos como ya se viene realizando por su mantenimiento, devolviéndole hasta donde sea posible sus valores autóctonos y mestizos, toda su importante tradición, pues se trata como queda dicho de la festividad más tanto es la mas original y características de Potosí y de Bolivia entera. Lo cual logísticamente implica la conservación de los respectivos lugares. La quebrada, la cueva, al altar y aún la capilla republicana. Felizmente no se ha tocado el altar de la roca, aunque este ha quedado un medio y no un fin, y si quiere incrementarlo, seria paradójico que en su nombre, pudiesen destruirse los lugares que precisamente son objeto de la atracción turística. Cantumarca, Cueva del Diablo y la Laguna de Tarapaya, forma el circuito natural de las tres regiones precolombinas del máximo interés Potosino. La cultura local no comienza con la fundación de la Villa Imperial, sino que arranca sus origines en remotos antepasados, que poblaron esta región mucho antes de la invasión española, incluso antes de la conquista incaica.
Fuente Potosí
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