domingo, 10 de junio de 2012

MUSEF enaltece la esencia original de 33 danzas bolivianas

“Los auqui auquis representan a los apus, deidades andinas que bajan de los cerros para fertilizar la tierra. Pese a que esta danza en el imaginario es una mofa del hombre viejo europeo, cuando nosotros la interpretamos le damos este otro significado”, comenta Shirley de la Torre, directora del elenco de danza del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF).

El grupo, que reúne a 30 bailarines cuyas edades oscilan entre los 13 y 30 años, tiene un repertorio con 33 coreografías de versiones propias de danzas autóctonas y populares del país, que son producto de la investigación de los técnicos de ese repositorio. En la actualidad, los profesionales trabajan en la recopilación de nuevos datos sobre la danza del inca.

“Hay muchos bailes que están relatados sobre supuestos y no precisamente sobre estudios. Hace ya varias décadas los profesionales del MUSEF trabajan en la investigación del significado y de los orígenes de las danzas y fiestas populares del país. Este trabajo es la base de nuestras puestas en escena”, señala De la Torre.

El elenco de danza del MUSEF ha logrado recrear la parte tradicional y ritual de las danzas, pero también le añade a sus coreografías algunas representaciones de las historias y los mitos que encierran los bailes.

De esta forma, estos jóvenes han recuperado la esencia original de la danza de los lecos de Apolo, el danzanti y pacochis de Achacachi y los sicuris de Italaque, entre otros.

“Además tenemos coreografías de danzas populares como la morenada, la diablada y el tinku, que también tienen una historia que va más allá de la que conocemos”, asegura.

A mediano plazo, el MUSEF busca consolidar este elenco y para ello lleva adelante un riguroso trabajo de formación de sus bailarines. “A través de esta formación, los jóvenes que integran este elenco terminan con una mirada renovada del país. Ellos mismos crean sus trajes y sus máscaras, de esta forma entienden mejor lo que representa la danza”, asegura Ramiro Molina, director del museo.

Pero además de la capacitación en baile y la creación de los vestuarios, los jóvenes también aprenden a investigar. “Los técnicos del museo se encargan de darles charlas y seminarios. Es un aprendizaje multidisciplinario, que forma parte de un programa mucho más grande, pues el MUSEF lleva investigando las danzas bolivianas desde la década del 60”, agrega Molina.

Rumbo al segundo festival

Actualmente, la directora y los bailarines del elenco organizan el que será su segundo festival de danzas denominado “De norte a sur, de este a oeste en el tiempo y la historia”. El evento se realizará en diciembre. Paralelamente, alistan un repertorio para acompañar a la agrupación folklórica Los Chaskas, que ofrecerá un recital en julio.

“Para este festival alistamos danzas como la de los lecos, los chuchus, los sicuris de Italaque, los auqui auquis, los macheteros y los quena quenas. Como su nombre lo indica, intentaremos recrear danzas de las diferentes culturas repartidas por el país”, dijo De la Torre.

El elenco del MUSEF se creó a mediados de 2011. “Hicimos una convocatoria pública, los jóvenes que se presentaron fueron seleccionados mediante pruebas de aptitud”, comenta De la Torre.

Su aprendizaje se ajusta a un programa que permite el desarrollo de sus capacidades y destrezas. Así comenzaron primero a interpretar danzas que tienen trote, como la de los auqui auquis, luego trabajaron coreografías que tienen saltos, como la danza de los tobas, y por último abarcaron danzas que requieren mayor coordinación, como las que tienen zapateos y que se ubican al sur de Bolivia.

“Éste es uno de los proyectos más lindos del MUSEF, pues los jóvenes le han regalado vida al museo”, destaca orgulloso Molina.

Página Siete

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