domingo, 12 de febrero de 2012

5.000 músicos de banda inauguran Carnaval de Oruro 2012

Mil trompetistas tocaron un minuto de silencio en homenaje a los trabajadores de su gremio que murieron. Estuvo ausente la canción Viva mi Patria Bolivia.

Concentrado y serio, Germán Salas Quispe subió a la testera, levantó los brazos y en ese instante comenzaron a tocar los más de 5.000 músicos que hicieron retumbar ayer la ciudad de Oruro al ritmo de tonadas, taquiraris, morenadas, diabladas y un poco de música clásica, en el undécimo Festival de Bandas de Oruro.

A las 10:55, al mando de Salas, los platillos, bombos, trompetas, tambores y bajos dieron inicio al festival tocando las melodías del Himno Nacional, interpretado en castellano, aymara, quechua y guaraní. En esta ocasión, por primera vez, los músicos estuvieron acompañados del canto de ocho vocalistas de cuatro grupos folklóricos.

Con un suspiro y una sonrisa de satisfacción, Salas, quien es uno de los tres directores del festival, limpió con un pañuelo el sudor de su frente, saludó a las autoridades del palco oficial y dio paso a su compañero. “Ensayamos una semana. Ese tiempo es suficiente porque somos músicos profesionales y tenemos la capacidad de tocar todo tipo de partituras”, sostuvo orgulloso.

Este año, uniformados con chaquetas de color rojo, amarillo y verde, más de 5.000 músicos, de 75 bandas de música participaron en el festival, efectuado en la avenida Cívica de Oruro.

En el lugar, el público se aglomeró por los alrededores y se puso a cantar y bailar todas las melodías. “Saludamos y agradecemos al pueblo boliviano con nuestra música”, exclamó en su discurso Gonzalo Choque Huanca, presidente de la Federación de Bandas de Músicos Profesionales de Oruro.

Y minutos después, los músicos materializaron su gratitud con la interpretación del himno a Oruro, Salve Oh! Patria y luego deleitaron al público con un popurrí de los himnos de los nueve departamentos del país. En esos momentos, algunas personas se pusieron la mano al pecho, otras alzaron el puño izquierdo y las demás se quedaron quietas y permanecieron firmes.

“Gracias Oruro y feliz aniversario”, gritó el maestro de ceremonias. Algunos espectadores pidieron la interpretación de Viva mi Patria Bolivia, pero sus reclamos no fueron escuchados. Pues, según cuenta el músico Max Choqueticlla, desde que se realizó el primer Festival de Bandas, fundado en 2002 con la participación de 30 bandas y 1.800 músicos, nunca estuvo ausente esta composición.

“La idea de cada festival es sorprender con nuevas propuestas y mostrar la destreza de nuestros músicos y por eso que incluso tocamos música clásica”, justifica Choqueticlla, de la Banda Central de Oruro.

Frente al palco oficial, en los descansos, los músicos aprovechaban el tiempo en repasar la letra de sus partituras, sentarse, charlar y también tomarse una fotografía. Los niños pedían a los adultos algún helado y otros se ponían a jugar con sus instrumentos.

“Listos, atentos”, gritaba uno de los músicos y de inmediato sus compañeros se paraban firmes, sujetaban sus instrumentos y tocaban la siguiente composición programada para la jornada. El evento se realizó en la avenida Cívica.

El público disfrutó

Nervioso y serio, Lucio Apaza, otro de los directores del festival, subió al escenario y realizó su sueño: dirigir a más de 5.000 músicos e interpretar con ellos la obertura Primaveral, una pieza de música clásica.

Con 40 años de experiencia y miembro de la Banda Central Cocani, Apaza levantó las manos, movió la cabeza y casi al finalizar la pieza dio un pequeño salto. Luego con un saludo agradeció a sus músicos y bajó del escenario. “Todo es posible en la vida y más cuando se trata de una pasión”, respondió, y recalcó que todos los músicos presentes comparten un mismo objetivo: el amor por la música.

En ese instante, su compañero, Salas volvió a subir al escenario y bajo su batuta los músicos comenzaron a interpretar el taquirari Viva Santa Cruz y el público respondió con aplausos. Luego se escucharon los ritmos morenada, caporales, diablada y Viva viva mi San José, este último considerado el segundo himno de Oruro. Serio, Salas miró fijamente a los mil trompetistas que alzaron sus instrumentos y a su mando tocaron un minuto de silencio en honor a todos los músicos bolivianos. “Es un gracias por dar su vida y gastar sus pulmones para engrandecer nuestro Carnaval de Oruro”, gritó el maestro de ceremonias, y por un momento los músicos dejaron de lado sus instrumentos y aplaudieron.

Página Siete

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