lunes, 20 de febrero de 2012

Cholitas niñas brillaron en Corso Infantil paceño

Al ritmo de la música carnavalera arrancó el Corso Infantil paceño. Ayer, pasadas las 10:30, los niños, acompañados por sus padres y caracterizados con los trajes de sus personajes favoritos, tradicionales o de moda, se apoderaron de El Prado y reemplazaron el caótico tráfico cotidiano por sonrisas, espuma y juegos.

El carril de bajada de El Prado se convirtió en una alfombra de colores, debido a los divertidos trajes de alrededor de 1.000 niños que participaron en la celebración carnavalera.

Las cholas y los ch’utas paceños, las comadres tarijeñas, los diablos y otros personajes propios del folklore nacional saltaron y bailaron en las calles, mientras que pequeños ataques de espuma y agua se desataban de tanto en tanto.

Con un cartel que decía “La comadre más linda del carnaval”, Luciana, de un año y ocho meses, hacía el recorrido en su cochecito junto a sus padres. “Pasamos Año Nuevo en Tarija y como lo disfrutamos tanto, decidimos vestirla de comadre”, dijo su padre, Leo Medrano.

El Corso Infantil también tuvo participantes extranjeros, que junto a sus pequeños decidieron unirse a la fiesta. Jared Mc Grawth, de Estados Unidos, casada con un boliviano, participó junto a su hijo Lucas por primera vez del evento carnavalero.

“Nunca había visto algo parecido. En mi país hay eventos similares, pero ninguno dedicado a los niños”, dijo, mientras sostenía a su pequeño vestido de tarabuqueño.

Otros participantes también marcaron pauta, vestidos de personajes y superhéroes de películas y series como Wall E, Happy Feet, Los Pitufos, Iron Man, El Chavo del Ocho, entre muchos otros.

“Los pingüinos en la película Happy Feet representan a una familia muy bonita, así que con mi esposo decidimos disfrazarnos para acompañar a nuestro hijo Paolo”, dijo Katerine Pinto.

El oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez, señaló que “ésta es la actividad de los niños, en la que ellos lucen sus mejores disfraces y se divierten; hay muchas comparsitas. También es un espacio para la creatividad de los padres, que hace que los niños se ganen un premio”.

Y si se trata de disfraces originales, el traje de robot de un niño llamó mucho la atención. Éste fue hecho con cajas y sobre él aparecía la inscripción de “Robocop boliviano”.

Con mucho ingenio, un grupo de niñas se disfrazó de huevos y la comparsa de la familia Soria evocó la era en la que vivían los cavernícolas.

Otros disfrazaron a sus mascotas de pepinos.

Aunque la lluvia opacó por momentos el recorrido. La alegría fue de los niños.

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