miércoles, 22 de febrero de 2012

Ch’utas vigorizan el Jisk'a Anata en La Paz

A pesar de la lluvia y el frío, Blanca Verástegui movía su pollera y sus hombros al ritmo de los Caporales de Ingeniería en la entrada del Jisk’a Anata 2012, creada hace 17 años para rescatar las danzas autóctonas del área rural de La Paz.

Este año, de las 51 danzas programadas, se lucieron 12 folklóricas y además hubo unas dos comparsas de ch’utas y pepinos. Sin embargo, según los organizadores, en la entrada participaron 28 expresiones de danzas de diferentes regiones rurales del país.

“Bailamos caporales como un reconocimiento al carnaval paceño y es también una danza boliviana”, dice Verástegui, quien llegó el pasado domingo de la entrada del Carnaval de Oruro.

En su fraternidad bailaron alrededor de 70 personas. Pero no fueron los únicos, en este Jisk’a Anata 2012 presentaron la misma danza otras cinco agrupaciones como Caporales CBN, Capangas, Jach’a Caporales, Auditoría, Caporales Jach’a Illimani.

Al ritmo de sus matracas y el imponente paso de los morenos, se lució la Morenada Illimani del Hospital San Gabriel.

Alegre y sonriente, Salomé Urquizo movió la cabeza y bailó al son de la banda de música de la kullawada Paceños Rebeldes. “Es una danza que expresa la riqueza y diversidad de nuestro país”, dijo la joven, quien confesó que su fraternidad también se presenta en el Gran Poder.

Por su parte, Juan Carlos Tapia, organizador de este Jisk’a Anata 2012, aseguró que esta entrada es “una muestra de la conjunción de lo urbano y lo autóctono”. “Bailan caporal, pero también saya. Contamos con la presencia de las danzas autóctonas e incluso danzas ceremoniales, como los Kantus de Charazani. Es una fiesta de integración nacional”, dijo.

Vestido con traje oscuro e indumentaria típica de su comunidad, Custodio Machaca contó que su danza waiñuris khachuiris, de la provincia Camacho, se baila siempre en cada carnaval para festejar la cosecha. A su lado, su pareja luce polleras coloridas que representan la alegría.

Colgando serpentinas de colores y globos, Ramiro Céspedes bailó una tarqueada de la comunidad de Ichthusiana. “Somos 11 parejas y estamos muy felices de compartir con la gente”, dijo.

Luis Maurin, de la provincia Muñecas, bailó y aseguró que es “un orgullo rescatar una danza de su abuelos”.

“Bailamos ocho años en el Jisk’a Anata y es una oportunidad para mostrar nuestra cultura”, explicó Maurin.

Un poco asustada y luciendo un sombrero de oveja, Bernardina Tarqui, quien llegó hace dos días de Curahuara de Carangas (Oruro), aseguró que es “lindo que la gente de la ciudad guste de verlos bailar y los reciba con aplausos”.

Cavour conquistó aplausos en el Anata

Música Ernesto Cavour, uno de los charanguistas más importantes del país, conquistó aplausos del público al presentarse junto a varios músicos en la entrada del Jisk’a Anata 2012. “Traemos música y alegría para estas fiestas carnavaleras. Participamos ya unos tres años en la entrada del Jisk’a Anata”, dice Cavour, quien destaca que este año lo acompañan unos 30 músicos especializados en instrumentos de cuerda y que representan a la Sociedad Boliviana del Charango.

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